Chile, tierra de contrastes extremos

Este rincón largo y angosto del mundo no solo es un país de paisajes que quitan el aliento, sino un refugio para quienes buscan viajar sin prisas, escuchar a la naturaleza y vivir experiencias auténticas, lejos de las multitudes.

Desde el Desierto de Atacama hasta La Patagonia, Chile se despliega como un poema de contrastes. Pero lo mejor de Chile no está solo en sus paisajes, sino en su gente…

Amables, sencillos y profundamente conectados con su tierra. Aquí, los viajes se saborean despacio, compartiendo un mate con los gauchos patagónicos o dejándote llevar por la calma de los pueblos costeros, donde el tiempo parece detenerse.

Sin prisa pero sin pausa, conozcamos este hermoso país que no te dejará indiferente…

Norte de Chile: el reino del sol y el silencio

San Pedro de Atacama, Putre y el Altiplano Andino

El norte chileno es pura energía mineral. El desierto de Atacama parece de otro planeta: geiseres que despiertan con el sol, lagunas saladas donde flotar sin esfuerzo, valles lunares esculpidos por el viento y noches estrelladas que te dejan sin aliento.

San Pedro de Atacama combina todo eso con historia, arquitectura colonial y cultura viva. Un lugar para desconectar del mundo y reconectar con la tierra. Más al norte, Putre aparece como un tranquilo refugio a los pies de volcanes nevados, antesala al Parque Nacional Lauca y su imponente lago Chungará.

Y coronando el recorrido, el Altiplano Andino despliega su silencio, su fauna única y sus tradiciones vivas a más de 4.000 metros de altura.

Centro de Chile: vibrante y cosmopolita

Santiago de Chile y Valparaíso

En el centro del país, Santiago se reinventa.

Ciudad moderna, con barrios con identidad propia, una escena gastronómica en auge, galerías de arte, cerros urbanos y alojamientos que van desde hoteles boutique a casas privadas de diseño local.

Muy cerca, Valparaíso —el puerto más bohemio de Sudamérica— te espera con su caos encantador de casas de colores trepando cerros, escaleras infinitas, murales callejeros y un aire artístico que lo hace único. Patrimonio de la Humanidad y corazón rebelde de Chile.

Sur de Chile: volcanes, lagos y bosques infinitos

Puerto Varas, Isla de Chiloé y Carretera Austral

El sur chileno es verde, húmedo y mágico. 

Puerto Varas, con su impronta alemana y su vista perfecta al volcán Osorno, es la puerta de entrada a los lagos del sur.

Y si buscas aventura, la Carretera Austral es un viaje épico: cientos de kilómetros entre fiordos, ríos, bosques y pueblos perdidos en el tiempo. En el camino, no te pierdas Chiloé, con sus iglesias de madera.

En este enclave donde la niebla se susurra leyendas y el verde nunca desaparece, uno de sus símbolos más característicos son los palafitos, casas construidas sobre pilotes de madera que se alzan sobre las aguas de canales y arroyos.

Estas viviendas coloridas no solo son una solución ingeniosa frente a las mareas cambiantes, sino también parte esencial de la identidad chilota. Desde sus ventanas se observan barcos de pescadores, aves costeras y amaneceres que pintan el cielo de tonos suaves. Caminar por los barrios de palafitos en Castro o Quemchi es asomarse a una forma de vida que resiste el paso del tiempo, donde la cercanía con el mar y las antiguas tradiciones se sienten en cada rincón.

El palafito de Sizigia, ubicado en el antiguo Barrio Pedro Montt de la cuidad de Castro, es el más antiguo del lugar.

La casa original data de hace más de 100 años. Al subir la marea el Sizigia Hotel Palafito parece una embarcación más.

Patagonia y Tierra del Fuego: el fin del mundo

Torres del Paine, Puerto Natales y más allá. 

Acá, la naturaleza habla fuerte. El Parque Nacional Torres del Paine es uno de esos lugares que no se olvidan. Montañas que tocan el cielo, glaciares azules, cóndores en vuelo, guanacos corriendo libres... Es La Patagonia en su máxima expresión. No por nada fue elegida como la Octava Maravilla del Mundo.

W Trek. Ubicada en el corazón del Parque Nacional Torres del Paine, esta travesía debe su nombre a la forma de "W" que dibuja su recorrido.

Una de las caminatas más espectaculares de Sudamérica, que recorre lagos, valles y glaciares en medio de paisajes sobrecogedores.

Y si te animas a cruzar el Estrecho de Magallanes, te espera la mítica Tierra del Fuego: un territorio salvaje, misterioso, aún por descubrir. Ya sea en barco o en 4x4, cada kilómetro es una historia.

Viajar a Chile es abrazar la naturaleza sin hacer ruido.

Es un país que se revela sin estridencias, en la inmensidad de sus cielos, en la calma de sus lagos y en la majestuosidad de sus montañas.

Si buscas destinos que te toquen de verdad, Chile te espera. Y nosotros queremos llevarte allí…

¿Nos vamos?

¿Quieres conocer Chile uniéndote a nuestro grupo?

Aventura en La Patagonia e Iguazú

¿O prefieres en privado?


Anterior
Anterior

Rapa Nui, el alma de Isla de Pascua

Siguiente
Siguiente

Tikal: donde la selva susurra la historia de los Mayas